Un cuento perfecto

by Elísabet Benavent

consternado; tengo mi orgullo, pero estaba muy colgado de Idoia y podía darse el caso. Quizá lo de lamerla en plena calle ya era producto de mi imaginación tendente al drama, pero seamos sinceros: todos (ella, yo, el dueño del kebab de la esquina, su profesora de yoga…) sabíamos que por ella yo era

—Sé que creías amarla, pero el amor, mi niño, es otra cosa —me aseguró. —¿No es sentirse vivo, palpitar, sentir a manos llenas…? Su mano se apoyó en mi antebrazo, parando mi discurso. —El amor no es esperar angustiado a que responda un mensaje ni medir cuánto vales por la atención que te preste un día, a sabiendas de que el viento soplará en otra dirección y ella cambiará de parecer el siguiente. —Esa es la emoción de… —No. Eso es el amor mal entendido. Si te hace sufrir, no es amor.

Abandonar no siempre es de cobardes; a veces es más bien de valientes que saben que el resultado de una guerra no compensa las pérdidas.

todo pasa mejor con un vino, pero nunca bebas sola si el trago es amargo.

Conocí a alguien. La vida, como el agua, siempre encuentra un lugar por donde fluir. Y resulta que a veces vuelve por sitios que creías ya secos.

Si te da miedo, hazlo con miedo.