—Estaba imaginando cómo sería follarte —le informó con voz áspera—. Soy un hombre. Créeme. Lo sé. Y lo detesto. No me gusta compartir. Kara tragó saliva. «¿Está insinuando que…?». —No sabía que era tuya. —«¿Lo soy?». —Ahora lo eres. —¿Desde cuándo? —Probablemente desde el primer momento en que te vi. Decididamente, desde el momento en que te toqué. Y absolutamente desde anoche.