—¿Simon? —suspiró suavemente. —¿Sí? —Le dio un apretón suave en los dedos. —Te quiero —dijo con voz apenas audible—. Adoro todo lo que eres, cada parte de ti. Nada de lo que ocurrió en tu pasado lejano va a cambiar eso. Incluso te quiero cuando eres un mandón.