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Usted ha de venir cansado y el sueño es muy buen colchón para el cansancio.
“…El abandono en que nos tuvo, mi hijo, cóbraselo caro.”
De los pobres no consigo nada; las oraciones no llenan el estómago.
—Eso es malo. Cada suspiro es como un sorbo de vida del que uno se deshace.
—¿La ilusión? Eso cuesta caro. A mí me costó vivir más de lo debido. Pagué con eso la deuda de encontrar a mi hijo, que no fue, por decirlo así, sino una ilusión más; porque nunca tuve ningún hijo.
Quiero creer que todos siguen siendo creyentes; pero no eres tú quien mantiene su fe; lo hacen por superstición y por miedo.
Vivimos en una tierra en que todo se da, gracias a la Providencia; pero todo se da con acidez. Estamos condenados a eso.