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las mentiras, los hombres, las chicas, las hijas y las estrellas.
Me siento libre y ligera. La mitad de una constelación.
–Sí, porque está hecha de estrellas, ¿entiendes? –Pero si estoy hecha de estrellas, entonces ¿dónde estoy? ¿Dónde está mi yo verdadero?
Solo tenía que recordar quién era ella debajo de todo lo demás. Ella brilla, siempre brillará.
–Seguimos siendo tú y yo, chica estrella –dice con seriedad–. Siempre será así, sin importar lo que suceda. Aprieto su mano. –Sin importar lo que suceda.
Tal vez soy el tipo de chica que finalmente lo acepta. Tal vez no soy una chica estúpida. Tal vez soy solo una chica, sencilla y real.
Te quiero de verdad. Estoy enamorada de ti.
quería que tuvieras esto. Esta parte de mí, sin importar lo que hagas con ella.
Gracias –apoyo mi frente sobre la de ella, tampoco estoy segura de qué o quién está hablando. –¿Por qué? –Por creerme. –Siempre.
hay un pequeño lugar en el universo donde todo está bien. Todo está hecho de estrellas.
Mara McHale, chica que persigue lo mismo que el corazón de Charlie Koenig.
Creo que todas las chicas tienen una o dos pequeñas cosas, pequeños detalles que dicen: esta soy yo.
Estamos haciendo esto sobre nosotras y no sobre ellos.
Puedo llamarlo por su nombre ahora. Por lo que siempre será.
Incluso las chicas hechas de estrellas eran cautivas, las ataban de las muñecas y las trataban como objetos.
Incluso las chicas hechas de estrellas a veces creen esas mentiras.
Pero no soy una chica hecha de estrellas. Solo soy yo, solo una chica, solo Mara.
No eres una víctima. Eres una sobreviviente.
Por todas las chicas cuyos nombres nunca conoceré. Por mí. Chica hecha de carne y hueso.