Miedo, estigma, autocrítica, vergüenza: todos éstos son estimados por muchos profesionales de la salud como mensajes motivadores que ayudan a la gente a mejorar su bienestar. Pero cuando se les somete a la prueba científica, resulta que esos mensajes empujan a la gente justo hacia las conductas que los profesionales de la salud quieren modificar.