«Mama Rosa sabía cuál era la realidad de la gente. Yo jamás habría sabido que debía hacer eso. A menudo, en la vida, los hombres mayores se llevan el mérito del trabajo que hacen los jóvenes y las mujeres. No está bien, pero así es como funciona.» Ese fue el testimonio más profundo de Hans de la pobreza extrema. No era el hecho de vivir con un dólar al día. Era tardar días en llegar al hospital cuando te estás muriendo. Era respetar a un médico no por salvar una vida sino por devolver un cadáver a la aldea.

