Las trabajadoras sexuales no podían abordar la amenaza a largo plazo de morir de sida sin enfrentarse a la amenaza a corto plazo de sufrir palizas, robos y violaciones. Por tanto, en vez de decir: «Excede nuestro mandato», dijimos: «Queremos ayudaros a protegeros de la violencia. ¿Cómo podemos hacerlo?».