Una clase de mitad es el hombre que desprecia el dinero, las fábricas, los rascacielos y su propio cuerpo, que mantiene indefinidas emociones sobre temas inconcebibles como el significado de la vida y su reivindicación de la virtud. Y él llora desesperado, porque no puede sentir nada por la mujer que respeta, pero se encuentra esclavizado por una irresistible pasión hacia una zorra de las más rastreras. Es el hombre a quien la gente llama idealista.