La otra clase de mitad es el hombre a quien la gente llama práctico, el hombre que desprecia los principios, las abstracciones, el arte, la filosofía y su propia mente. Él ve la adquisición de objetos materiales como el único objetivo de la existencia, y se ríe de la necesidad de considerar su objetivo o su fuente. Él espera que ellos le den placer, y se pregunta por qué cuanto más consigue, menos siente. Él es el hombre que se pasa el tiempo persiguiendo mujeres.