Él no busca ganar su valor, busca expresarlo. No hay conflicto entre los estándares de su mente y los deseos de su cuerpo. Pero el hombre que está convencido de su propia inutilidad se sentirá atraído hacia la mujer que desprecia, porque ella reflejará su propio ego secreto, ella le liberará de esa realidad objetiva en la que él es un fraude, ella le dará una ilusión momentánea de su propio valor y un escape momentáneo del código moral que le condena.