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Eran seductoras, fuertes y mandonas, una combinación letal. Todo esto sonaba como fantasía.
durante los dramáticos tres años siguientes iba a necesitar más magia y buena suerte que muñeca. Las
El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es optativo.»
«Cuidado, Víctor, andas embriagado de triunfo. Acuérdate de que la vida da muchas vueltas»,
Había notado su tono pedante, su aire de autoridad, su tendencia a hablar de sí mismo, lo que jamás había hecho antes, sus opiniones categóricas, su aire de apurado e impaciente, incluso con ella.
«Cuando me vaya, quiero que me llores un día o dos, por respeto, que consueles al pobre Marcel, y que vuelvas a tu hospital y tus clases, pero más humilde, Víctor, porque has estado insoportable», le dijo
En Venezuela, ese país verde y cálido, enamorado de Roser, venció la tentación de arroparse en la tristeza, que no era un manto de dignidad sino de desprecio por la vida, como ella le repetía.
sus momentos finales, cuando le recordaba que los humanos somos criaturas gregarias, que no estamos programados para la soledad, sino para dar y recibir.
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