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Las almas como la de María ignoran el lenguaje mundano del amor; pero se doblegan estremeciéndose á la primera caricia de aquél á uien aman, como la adormidera de los bosques bajo el ala de los vientos.
Las páginas de Chateaubriand iban lentamente dando tintas á la imaginación de María. Ella, tan cristiana y tan llena de fe, se regocijaba al encontrar bellezas por ella presentidas en el culto católico.
Metiendo caña al trapiche: ¡son tan brutos éstos! No sirve ya sino para cuidar los caballos.
los bogotanos le tienen miedo al sol y á los toros bravos; por eso los muchachos se echan á perder en los colegios de allá. No me dejará mentir ese niño bonito, hijo de don Chorno: á
—El Dios que os ha hecho amar, el Dios que adorarán vuestros hijos, no desdeña por templo los pabellones de palmeras que nos ocultan; y en este instante os está viendo. Pidámosle que os bendiga.
Además, estas llanuras, estos bosques, estos ríos, ¿son por ventura cosas que ella ha visto? ¿Son para verse y no amarse?
Tú durante ellos no vas á estar viendo todo esto. Dedicado al estudio, viendo países nuevos, olvidarás muchas cosas horas enteras; y yo nada podré olvidar... me dejas aquí, y recordando y esperando voy á morirme.
lmao maria deja de ser tan edgy la gente no puede abandonar su futuro por una prima que te puedas comer