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No debemos forzar el olvido de quien una vez nos cedió su sitio, sino aprender a volver a ese lugar sin angustia e intentar regresar ilesos.
Es curioso pensar cuánto dura una vida y qué poco lleva contarla. Supongo que cuantas más cosas hay que decir, menos personas quedan para escucharte.
Sólo los que van a contracorriente consiguen llegar a su destino; allí donde están todos no hay hueco para nadie más.
es mucho mejor perseguir tus sueños que dejar que tus sueños te persigan a ti sin alcanzarte, porque uno nunca se cansa de aquello que le hace feliz.
No trates nunca de obligar a nadie a que se quede a tu lado: dale alas para que pueda decidir libremente cuándo irse y cuándo volver. Ésa será la única manera de asegurarte un amor real y auténtico. El pájaro que vuelve a casa es el que vuela.
amor te agarra de las manos, te eleva y te suelta sin paracaídas. Ese vértigo es maravilloso. Y después... Durante el descenso ves los paisajes más bellos del mundo, ves tu vida clara y limpia, como una nube, y nada más importa. Dime, ¿qué más da el suelo cuando ya lo has visto todo en la caída?
Es necesario comprender la fugacidad de las cosas para poder atraparlas en el instante justo en que nos pasan por delante.
Las personas debemos aprender a vivir con el dolor o, mejor dicho, dejar de tenerle miedo. También tenemos que saber asumir el dolor como algo propio y no darle el nombre de otra persona, a pesar de que haya sido causado por ella y no elegido por nosotros. Ésa es la única manera de comprenderlo y poder sobrellevarlo sin que afecte a las decisiones futuras.
el amor no termina, aunque una historia sí lo haga.
Muchos creen que, cuando las cosas se complican, la solución más apropiada es irse lejos. No se dan cuenta de que todo aquello que abandonan sigue intacto y en el mismo lugar cuando vuelven. Es como una cama rota. Aunque uno de los dos se vaya, la cama seguirá rota cuando decida volver, porque el que se queda no puede arreglarla solo, es un espacio compartido. Una huida, cariño, no es más que una pausa en el tiempo, a veces irremediable.
Creo que no hay sensación más hermosa que la de sentir que haces la vida sencilla a alguien que te importa.
Eso es el amor también: la espera, la paciencia que lleva a la tranquilidad de saber que el que viene caminando hacia ti, aunque esté roto, aún hace pie.
Cuando uno se acostumbra a los sonidos de alguien, cualquier otro ruido se silencia, incluso el propio. El problema es que cuando se va, el eco que deja es peor que un grito.
Tardé tiempo en darme cuenta de que nadie necesita que lo salven, de que sólo uno es capaz de salvarse a sí mismo.
la libertad de la juventud le permite a uno tener esas dos cosas que nadie puede quitarnos: los sueños y la resistencia.
Cielo mío, todos cometemos errores, todos, ¿vale? Pero es que los errores existen por algo, están ahí puestos por un motivo, ellos mismos nos buscan para que los cometamos porque es la única forma de aprender.
Todas las respuestas correctas están dentro de nosotros, lo que pasa es que a veces nos cuesta dar con ellas a la primera.
Aunque no tengas ganas, aunque todo se oscurezca y pienses que hay más motivos para cerrar los ojos que para tenerlos abiertos, no te olvides nunca de vivir.
Los sentimientos no se pueden igualar porque son fruto de algo interno de cada uno, y eso que llevamos dentro es inaccesible para el resto. Nadie puede entrar ahí nunca, sólo uno mismo.
Y es que hay gestos, cariño, que no le cuestan nada a uno y para el otro son un mundo. ¿Por qué evitarlos? La felicidad es tan sencilla... ¿Por qué nos empeñamos en volverla inalcanzable? Son los pequeños gestos, los detalles, los que completan el dibujo.
El perdón a uno mismo. Y eso se da cuando, con valentía, nos enfrentamos a aquello que nos persigue. Hay que saber parar, darse la vuelta y escucharnos con paciencia, tratar de entendernos, aprendernos y perdonarnos por el daño que hemos hecho y el daño que hemos dejado que nos hicieran. Es la única manera de sobrevivir.
¿Cómo se perdona un daño? Asumiéndolo, no hay más. Sintiéndolo dentro, permitiendo que duela, dejando que pase. No debe olvidarse, pero tampoco puede convertirse en una excusa que dure más que el propio tiempo. De igual modo, el culpable también debe aceptar su error y vivir con él, sí, aunque es igual de esencial deshacerse de esa culpa. Aprender de ella, pero no esconderse en ella.
el amor se termina cuando hay más recuerdos que sueños.
A la tristeza hay que dejarla entrar cuando llama a la puerta, preguntarle los motivos y dejarla que los cuente, sin prisa, sin urgencia, sin interrumpirla ni un momento. Entonces, sólo entonces, cuando termine, se marchará. Así funciona. La tristeza es un sentimiento solitario y también es un consuelo.
Es una costumbre tonta que tenemos las personas: recordamos lo que tenemos cuando perdemos algo.

