Entonces ¿me has reconocido inmediatamente? —Naturalmente. Has cambiado, pero llevas la señal. —¿La señal? ¿Qué señal? —Antes lo llamábamos el estigma de Caín; supongo que lo recordarás. Es nuestro estigma. Tú siempre lo has llevado; por eso me hice tu amigo. Pero ahora se ha acentuado.

