¡Pequeño Sinclair, escucha! Voy a tener que marcharme. Quizá vuelvas a necesitarme un día, contra Kromer o contra otro. Si me llamas, ya no acudiré tan toscamente a caballo o en tren. Tendrás que escuchar en tu interior y notarás que estoy dentro de ti, ¿comprendes? ¡Otra cosa! Frau Eva me dijo que si alguna vez te iba mal, te diera el beso que ella me dio para ti… ¡Cierra los ojos, Sinclair!

