Poco a poco, y de manera inconsciente, se fue estableciendo una relación entre estas imágenes íntimas y la indicación que me había llegado del exterior sobre el dios que debía buscar. La relación se fue haciendo cada vez más estrecha y más profunda y comencé a darme cuenta de que en mi sueño invocaba a Abraxas. Placer mezclado con espanto, hombre y mujer entrelazados, lo más sagrado junto a lo más horrible, la culpa más negra palpitando bajo la más tierna inocencia: así era mi sueño de amor, así era también Abraxas. El amor ya no era un oscuro instinto animal, como, aterrado, lo había sentido
...more

