Entonces, deja que Sinaí te recuerde que no debes desanimarte. Dios te ha traído a este lugar, porque aquí hay un monte en el cual aparecerá la presencia de Dios. Muchas veces, cuando las bendiciones externas parecen evadirnos, los dones espirituales interiores vienen rodando hacia nosotros. Algunas veces —no siempre—, es necesario estar en las peores condiciones de tu vida para ver y oír al Señor.

