Y mientras te acercas a él, mientras comienzas a vivirlo, te mirarás y verás una persona más completa de la que trajiste contigo de Egipto. Más cimentada. Más agradecida. Menos insistente. Menos exigente. Más paciente. Más confiada en Su soberanía que abarca todo aspecto. Más completamente suyo.

