Sara

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Cuando sentimos que Dios se mueve, cuando sospechamos que nos llama a una nueva fase de la vida, no se trata simplemente de algo con lo que «debemos empezar de una buena vez». Si permitimos que nuestra intimidad con Dios disminuya y quede reducida a meros detalles y listas de cosas para hacer —si nos concentramos más en el «volverse, partir e ir» que en Aquel que nos está llamando— pronto nos encontraremos solos, marchando delante de Dios. Se supone que el banco de la iglesia debe guiarnos a una experiencia diaria. Los momentos especiales con
Uno en un millón: Viaje a tu Tierra Prometida (Spanish Edition)
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