—Te estás quedando conmigo. —No, joder, ¿por qué piensas eso? —Porque mi padre me pidió que pintara eso —señaló los árboles—, y yo he hecho esto, que no se parece en nada. Empecé bien, pero luego…, luego… —Luego hiciste tu propia versión. —¿De verdad lo crees? Asentí antes de sonreírle. —Sigue haciéndolo igual.

