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Pero entonces no sabía que esa sensación hormigueante en la punta de los dedos significaba que deseaba dibujarla, guardarla para mí entre líneas y trazos, quedármela para siempre en los dedos llenos de pintura. No fui capaz de plasmarla real, viva, entera, hasta mucho tiempo después.
—El daño es un efecto colateral de vivir.
¿sabes qué es lo más triste de no hacer algo por cobardía? Que, con el paso del tiempo, cuando pienses en ello solo podrás pedirte perdón a ti misma por no haberte atrevido a ser valiente.
Y reconciliarse con uno mismo a veces es más complicado que hacerlo con los demás.
Su risa llenó la terraza, me llenó a mí, lo llenó todo.
Así fue como supe que hay corazones que se rompen poco a poco, en noches eternas que olvidar, en años siendo invisible, en días imaginando un imposible.
sino en cómo lo vemos nosotros. La perspectiva, Leah, creo que todo depende de la perspectiva.
Los amores platónicos son así, se quedan contigo para siempre. Pasan los años y, mientras olvidas besos y caricias de rostros borrosos, puedes seguir recordando una sonrisa de ese chico que fue tan especial para ti.
¿Por qué era tan difícil olvidar un amor que ni siquiera llegó a ser real, a existir? Quizá porque para mi corazón… simplemente fue.
Porque ese beso…, ese beso se iba a quedar conmigo para siempre, lo supe en cuanto cerré los ojos tras el primer roce.
Toda una vida en imágenes, texturas, olores y sabores pasando ante tus ojos en un segundo.
Mamihlapinatapai, en yámana, significaba «una mirada entre dos personas, cada una de las cuales espera que la otra comience una acción que ambos desean, pero que ninguno se anima a iniciar».
Y en cuanto rocé su boca supe que iba a ser un desastre, pero también que sería el mejor desastre de mi vida.
Hasta entonces, pensaba que el amor era como una cerilla que prende de golpe y se enciende temblorosa. Pero no. El amor es un chisporroteo suave que precede a los fuegos artificiales.
El amor era sentirlo todo en un solo beso.

