Es como si todas esas letras cantándole al desengaño romántico, como si las pruebas de amor loco en cada serie, película, libro, hubieran medrado en nuestra educación sentimental hasta el punto de convertirnos en yihadistas emocionales. Como si nos hubieran dado herramientas para convertir nuestra pena, nuestro lamento, en una forma legítima de terrorismo afectivo. Siempre se está mal contra alguien, llorar por amor es violencia,




