puedes reconocerlos por sus avatares en blanco y negro, sus delatoras imágenes de actores y músicos con gafas ahumadas, su fiscalización de la ortografía ajena. Hacen que la democracia representativa parezca una tabla de corcho agujereada, un atasco de tráfico en pleno agosto, un tumor benigno detectado al peor de los genocidas; un niñato de diecisiete años. Da igual si tiene o no libros, pero si elige a Johnny Cash de foto de perfil, no te lo folles.




