Poco recio es tu carácter: ¡qué afán de meterte en todo! —Te empeñas en ser la sal de todos los platos… Y —no te enfadarás porque te hable claro— tienes poca gracia para ser sal: y no eres capaz de deshacerte y pasar inadvertido a la vista, igual que ese condimento. Te falta espíritu de sacrificio. Y te sobra espíritu de curiosidad y de exhibición.