Desde el espacio, la Tierra aparece tan serena que cuesta creer que la gente, en otro tiempo, derramara su sangre luchando en guerras desencadenadas por tontas disputas sobre fronteras. Estas naciones existen todavía, pero parecen tan solo algo extraño y pintoresco, menos importante en la actualidad, en una era en que la comunicación es instantánea y omnipresente.