Él dice que el rango, la riqueza y el poder son las formas en que los hombres aspiran a la divinidad, y que el poder que una persona acumula puede ser tomado por otra persona. Y así debería ser, si la primera persona no se esfuerza por avanzar, porque las personas no pueden ascender a la divinidad si se permite que el poder se estanque, por ejemplo, en la devoción élfica a nuestras casas.