Son gente iracunda, Su Serenidad, y, en verdad, nuestra cautela fue muy poco necesaria, ya que su ira los hace ciegos y fáciles de engañar, y hace que estén muy dispuestos a hablar, primero sobre sus agravios, (y, aunque no es asunto nuestro, Su Serenidad, creemos que se debería investigar la Compañía de Aeronaves Amal-Athamareise, ya que algunas de sus quejas deberían ser atendidas lo antes posible), y luego sobre sus planes sobre la gloria, la venganza y la divinidad.