—No tengo a nadie más. Maia se avergonzó, de forma repentina y amarga, por no saber lo suficiente sobre Dazhis para tener idea de si quería decir que era un huérfano, que su familia vivía lejos, que ya estaba alejado de ellos, o simplemente que no vendrían. Chenelo lo hubiera sabido; Chenelo hubiera esperado que lo supiera.