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Éste es el poder del Espejo del Seductor: al reproducir los gustos e ideales del objeto,
la comunicación no verbal, el cumplido indirecto, es lo que más poder contiene.
La gente tiene un inmenso deseo y una profunda necesidad de creer, y su primer impulso es confiar en una fachada bien armada y confundirla con la realidad.
dado que el pasado, en general, se ve más grande que el presente. Si en algún momento observa que la gente lo asocia con algún hecho o alguna persona del pasado, haga todo lo que pueda para diferenciarse de ese recuerdo y destruir ese reflejo.
así como usted no puede obligar a los demás a ver el mundo como lo ve usted, tampoco puede forzarlos a lanzarse a un nuevo futuro imponiéndoles dolorosos cambios.
usar el pasado para sus propios fines le otorgará mayor poder que tratar de anularlo por completo, lo cual no es sino un esfuerzo inútil y autodestructivo.
Siempre es peligroso mostrarse superior a los demás, pero lo más peligroso de todo es parecer libre de toda falla o debilidad. La envidia genera enemigos silenciosos. Lo inteligente es poner de manifiesto, de vez en cuando, sus defectos y admitir vicios inofensivos, a fin de desviar la envidia y parecer más humano y accesible. Sólo los dioses y los muertos pueden parecer perfectos impunemente.
Cosme como el más sabio de todos los príncipes, “porque sabía que las cosas extraordinarias que se ven y aparecen a la vista a cada momento despiertan mucha más envidia en los hombres que aquellas que se hacen y se cubren con un manto de decencia”.
“La envidia es una hierba que no debe ser regada”.
Nunca sea tan tonto como para creer que usted despierta admiración mediante la ostentación de las cualidades que lo destacan por encima de los demás.
De todos los trastornos del alma, la envidia es el único que nadie admite tener. PLUTARCO, APROX. 46-120 D. C.
“La envidia es el impuesto que debe pagar la distinción”.
No hay nada como la estrategia y la planificación cuidadosa. Fíjese un objetivo y, cuando lo alcance, deténgase.
El poder tiene sus propios ritmos y pautas. Quienes alcanzan el éxito en este juego son aquellos que saben controlar esas pautas y variarlas a voluntad, haciendo tambalear a la gente mientras ellos fijan el ritmo.
La esencia de la estrategia radica en controlar el hecho siguiente,
antes de poder dominar al caballo, hay que saber dominarse uno mismo.
“Cuando haya obtenido una victoria, ajústese las correas del yelmo”.
Ningún depredador puede atacar lo que no puede ver.
“Las leyes que rigen las circunstancias son abolidas por las nuevas circunstancias”,

