Ramiro Santacruz

75%
Flag icon
En general, la persona furiosa termina pareciendo ridícula, porque su reacción suele resultar desproporcionada con respecto a lo que la provocó: ha tomado las cosas demasiado en serio y exagerado la dimensión del daño o el insulto del que ha sido víctima.
Las 48 leyes del poder
Rate this book
Clear rating
Open Preview