Mi padre me enseñó a disparar un arma cuando yo tenía nueve años. A los diez, hizo un corte en la parte posterior de mi pierna y me mostró cómo suturar mis propias heridas. A los once, rompió mi brazo y me abandonó en la naturaleza durante dos semanas. A los doce, me enseñó a construir y desactivar mis propias bombas. Comenzó a enseñarme a pilotar aviones cuando tenía trece años. Nunca me enseñó a ir en bicicleta. Aprendí solo.