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¿En qué momento el interés se convierte en fascinación? ¿En qué instante la fascinación se convierte en algo que no puede describirse con palabras, y que, sin embargo, sientes muy adentro, retorciéndose en tus huesos?
—Pero la vida no es una historia, no es una novela. A veces los preludios se quedan en eso, en preludios, en promesas que no llegan a cumplirse. Hay muchas historias inacabadas que no tienen final y que precisamente por ello son espantosas.
—Es lo malo de la realidad. Nunca hay finales felices. Bueno, puede que los haya, pero nunca terminan con un «felices y vivieron juntos para siempre».
No se ha marchado. Ha sido incapaz de alejarse de mí, como yo de él.
—Un monstruo no es un monstruo por lo que es. Si no por lo que hace y por las consecuencias que arrastran sus actos.
—Ninguna época es fácil. Cada cual tiene su lucha y tú has descubierto la tuya muy pronto. Por muy dura que sea, por imposible que parezca de ganar, no te rindas. No dejes que te venza.