Cristian Jiménez

83%
Flag icon
Su cerebro, su muchísima imaginación, raramente le proporcionaba detalles espantosos, pero cuando lo hacía, que Dios le ayudara. Que Dios le ayudara en cuanto su imaginación se pusiera en marcha. Y no solo estaba en marcha ahora, sino acelerando a toda pastilla. Que lo que le venía a la cabeza no tuviera el menor sentido daba absolutamente igual estando a oscuras.
Misery
Rate this book
Clear rating