Los creyentes deberíamos percibir el matrimonio de la manera expresada por Gary Thomas: «¿Y si Dios diseñó el matrimonio para hacernos santos más que para hacernos felices?».36 Esto es consistente con lo que Pablo escribe a los efesios: «Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada» (Ef. 5:25-27).

