Entonces, ¿cómo podemos regresar al plan original de Dios para el matrimonio? Debemos obedecer al Señor y negarnos a nosotros mismos (Luc. 9:23). Aplicar las enseñanzas de la Palabra de Dios transforma nuestra mente, lo cual hace que nuestras voluntades se sometan a la Suya. En Romanos 12:2, el apóstol Pablo nos explica cómo conocer lo que Dios desea que hagamos: «Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto». La batalla ruge en nuestras mentes y la única forma
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