Más adelante, en el Libro de Levítico, leemos lo que Dios dijo de manera clara: «No te acostarás con varón como los que se acuestan con mujer; es una abominación» (Lev. 18:22). En el mismo Libro de Levítico observamos: «Si alguno se acuesta con varón como los que se acuestan con mujer, los dos han cometido abominación; ciertamente han de morir. Su culpa de sangre sea sobre ellos» (Lev. 20:13).

