Los neurolépticos frenan la transmisión dopamínica y el cerebro, como reacción, pisa el acelerador dopamínico (los receptores extra de D2). Si se retira el fármaco abruptamente, el freno de la dopamina se suelta de golpe mientras aun sigue apretado a fondo el acelerador. El sistema se desequilibra así inconteniblemente

