Los anunciantes personifican los problemas a los que se enfrentan sus clientes para cautivar su imaginación y proporcionarles un foco hacia el que dirigir sus frustraciones. ¿Unas esponjosas bolas de pelo con voz atiplada que viven en tus tuberías, haciendo nidos y atascando las cañerías? ¿Unos pegotes amarillentos de sarro que viven, respiran, parlotean y, básicamente, se instalan a pasar la temporada cómodamente entre tus dientes? Ambos son ejemplos de versiones personificadas de conflictos. Todos son los malos de la historia. Estas son cuatro características que te servirán para crear un
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