Una historia no despega realmente hasta que el héroe no tiene que desactivar una bomba, ganarse el corazón de alguien, derrotar a algún malo o luchar por su supervivencia física o emocional. Una historia comienza con un héroe que quiere algo. Y entonces la cuestión acaba siendo: ¿conseguirá el héroe lo que quiere? Antes de saber lo que quiere la heroína, el público no tiene mucho interés en la suerte que corra. Este es el motivo por el que los guionistas tienen que definir la ambición del personaje en los nueve primeros minutos de la película.