El personaje de Liam Neeson no habría perseguido a los malos hasta Europa si no hubieran secuestrado a su hija. La razón por la que hay que desafiar a los personajes para que actúen es que cualquier miembro del público sentado en la oscuridad de una sala de cine sabe perfectamente que los seres humanos no toman decisiones que les cambien la vida a menos que algo los desafíe a actuar. Si escribiera una historia sobre un tipo que quería escalar el Everest y un buen día se miró en el espejo y decidió hacerlo, perdería el interés del público. La gente no funciona así. Los cuerpos en estado de
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