El cisma de mil años entre los cristianos occidentales y los cristianos ortodoxos orientales, que recientemente se ha manifestado en la matanza mutua de croatas y serbios, se inició a partir de la sola palabra filioque («y del hijo» en latín). Los cristianos occidentales querían introducir este término en la profesión de fe cristiana, mientras que los orientales se opusieron de forma vehemente. (Las consecuencias de añadir este término son tan arcanas que sería imposible explicarlas aquí de una manera que tuviera sentido. Si el lector es curioso, pregúntele a Google.)

