Ricardo Meza Deville

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Todos estos algoritmos bioquímicos se perfeccionaron a lo largo de millones de años de evolución. Si los sentimientos de algún antiguo antepasado cometieron una equivocación, los genes que los modelaron no pasaron a la siguiente generación. Así, los sentimientos no son lo opuesto a la racionalidad: encarnan la racionalidad evolutiva.
21 lecciones para el siglo XXI
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