sacerdote amigo me explicó: “Claudio, santo no es el que nunca cae, sino el que siempre se levanta”. Es verdad. Lo importante es levantarse. Tener la certeza de que Dios siempre nos perdona. Es tan sencillo. Sólo hay que arrepentirse, acercarse a un confesionario, proponernos mejorar, luchar, no caer.

