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Kindle Notes & Highlights
by
Guy Spier
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March 9 - March 11, 2022
Su mentor, Benjamin Graham, padre del value investing (inversión en valor), nos enseñó que el principal enemigo del inversor es él mismo, refiriéndose a los numerosos sesgos emocionales a los que estamos expuestos y que nos pueden hacer perder mucho dinero.
Como Buffett dijo en una ocasión: «Intenta aprender de tus errores o, mejor aún, aprende de los errores de los demás».
Idealmente, deberíamos mantenernos cerca de aquellos que son mejores que nosotros para convertirnos en personas como ellos.
«Para construir una reputación son necesarios veinte años, pero con cinco minutos basta para destruirla. Si piensas en ello actuarás de un modo muy distinto».
Parte del problema es que una mentalidad académica bien formada, pero minoritaria, puede resultar nociva para alcanzar el éxito a largo plazo.
Diría que este tipo de entorno académico privilegiado está en gran parte diseñado para medir a la gente mediante una tarjeta de puntuación externa: lo que de verdad era importante era ganarse la aprobación de los demás.
Para ser un buen inversor, necesité aceptarme a mí mismo como una persona que venía de fuera. El objetivo real tal vez no sea que te acepten los demás, sino aceptarte a ti mismo.
«La ciencia avanza funeral a funeral»; es decir, la ciencia avanza a medida que científicos eminentes, pero con ideas erróneas, pasan a mejor vida.
Además, me enseñó una lección de la vida muy valiosa: es muy importante mostrarse amable y ayudar a la gente que está en los inicios de su carrera, aunque no haya hecho nada para merecérselo.
«si vas por la vida entablando amistad con muertos eminentes que tuvieron las ideas correctas».
«Vende barato, di la verdad y no engañes a nadie».
Warren Buffett, citando a Henry Ford, habla a menudo sobre la importancia de guardar todos tus huevos en una sola cesta y, luego, vigilar con mucha atención esa cesta.
Buffett y Munger dicen en broma que la envidia es, entre los siete pecados capitales, el que menos gracia tiene. «La envidia es loca —comenta Munger—. Es destructiva al ciento por ciento. [...] Si consigues quitártela de encima en un momento temprano de la vida, todo te irá mucho mejor.»
Como dice Munger: «Me gusta que la gente reconozca que ha sido rematadamente burra. Sé que si me restriego la nariz contra mis errores acabaré haciéndolo mejor. Es un truco estupendo para aprender».
«Es muy importante vivir según una tarjeta de puntuación interna, no externa»,
«aunque seas un inversor sólo un poco mejor que la media, si aprendes a gastar menos de lo que ganas, no podrás evitar hacerte rico, siempre y cuando tengas paciencia».
La crisis financiera había demostrado con brutal eficiencia lo irracionales que pueden llegar a ser los inversores, sobre todo en condiciones extremas.
Santa Fe Institute,
«Aburrirse es bueno. Como inversor, es justo lo que quiero».
El psicólogo Roy Baumeister ha demostrado que la fuerza de voluntad es un recurso limitado, y, en consecuencia, tenemos que ir con cuidado y no agotarla.
El juego me ha ayudado a reconocer que es imposible comprenderlo todo por completo. Nunca podremos llegar al fondo de todo lo que sucede dentro de una compañía, y, por lo tanto, siempre tenemos que hacer inferencias probabilísticas.
De hecho, tal y como Munger observó, existe una tendencia a que nos guste una idea determinada —sea un movimiento de ajedrez o una inversión— porque fue la primera que nos vino a la cabeza.
«Todas las desdichas de la humanidad tienen su origen en la incapacidad del hombre de estar tranquilamente sentado y a solas en una habitación».
La regla: controla el precio de las acciones con la menor frecuencia posible.
La regla: si el vendedor tiene algún interés depositado en mi compra, no compro.
La regla: cuidado con los consejeros delegados y demás altos directivos, independientemente de lo carismáticos, persuasivos y amigables que parezcan.
Por otro lado, quiero remarcar que el objetivo que aspiro a alcanzar con estos hábitos es no seguir la tendencia de los mercados; la receta ideal para obtener unos resultados medios es seguir el mismo paso que ellos.
La regla: presta atención al orden en que consumes información; y no te comas el postre hasta que hayas terminado la carne con verduras.
La regla: comparte tus conocimientos con otros inversores, pero hazlo sólo con aquellos capaces de mantener a raya su ego; si tu interlocutor es casualmente Buffett, Munger o Pabrai, mucho mejor.
Wall Street cobra por la actividad. Mis accionistas y yo cobramos por la inactividad.
La regla: mantén el mercado a una distancia de seguridad, y no permitas que invada ni tu oficina ni tu cerebro.
La regla: antes de comprar una acción, asegúrate de que te gusta lo bastante como para retenerla durante un mínimo de dos años, por mucho que el precio caiga a la mitad después de haberla comprado.
La regla: al hablar públicamente sobre tus inversiones, no digas nunca nada de lo que luego puedas arrepentirte.
“Nunca me he acostado con una mujer fea, pero estoy seguro de que me he despertado con unas cuantas”».
Puntos de la lista de comprobación: ¿está alguno de los miembros clave del equipo directivo de la compañía pasando por alguna experiencia personal complicada susceptible de afectar de manera radical a su capacidad de actuar en beneficio de los accionistas?, ¿ha llevado a cabo previamente el equipo directivo alguna acción egoísta y sin sentido?
Puntos de la lista de comprobación: ¿ofrece la compañía una propuesta en la que todos los integrantes de su ecosistema salen ganando?
Puntos de la lista de comprobación: ¿cómo se vería afectado este negocio si se produjeran cambios en la cadena de valor que quedan fuera del control de la compañía?; por ejemplo, ¿dependen peligrosamente sus beneficios de los mercados crediticios o del precio de un producto concreto?
Puntos de la lista de comprobación: ¿Está la acción lo suficientemente barata (no sólo en términos relativos)? ¿Estoy seguro de que estoy pagando por el negocio tal y como está hoy en día y no por una expectativa excesivamente optimista de cómo podría llegar a estar en el futuro? ¿Me satisface psicológicamente esta inversión porque acalla algún tipo de necesidad personal? Por ejemplo, ¿tengo tendencia a comprarla porque me hace sentir más inteligente?
«Lo que puedas hacer no tiene límites, siempre y cuando no te importe quién se lleve el reconocimiento».
Lo que debo hacer es comprender qué es lo que me hace distinto a ellos, y, a partir de ahí, llevar a cabo inversiones que sea capaz de gestionar emocionalmente.

