no cabe culpar a las modas de la obsesión contemporánea con la delgadez, toda vez que no constituyen sino una de tantas formas de expresión de una cultura más amplia. En una época que ha conseguido asimilar la amenaza nuclear, la guerra biológica y el sida, el cuerpo perfecto representa nuestra armadura: una armadura acerada, reluciente e impenetrable.

