VEB inyectó 4.500 millones de dólares a Rusal, la empresa de aluminio que pertenecía mayoritariamente a Oleg Deripaska, para que pudiera reducir la financiación extranjera, que había utilizado para comprar un 25 % del gigante de la minería Norilsk Nickel. VEB también inyectó 2.000 millones al Alfa Group de Mijaíl Fridman para ayudarlo a pagar al Deutsche Bank y rescatar la importante participación de Alfa en la segunda empresa de telefonía móvil de Rusia, VimpelCom, que de otro modo podría haberse perdido como garantía. Cuando se redujeron las inversiones y la actividad económica interna
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