En 1990, el presidente francés François Mitterrand impulsó una visión conciliadora que consistía en integrar al antiguo bloque soviético en una política europea común en materia de seguridad que sustituyera tanto a la OTAN como al pacto de Varsovia.1 Pero ni Helmut Kohl ni George Bush quisieron tener nada ver con ello. Occidente había ganado y establecería las condiciones de la reunificación europea.