Las crisis de los mercados emergentes en los años noventa —México (1995); Corea, Tailandia, Indonesia (1997); Rusia (1998), y Argentina (2001)— habían enseñado con qué facilidad se podía perder la soberanía estatal y se había aprendido la lección. En 2008, tras una década acumulando reservas, ninguna de las víctimas de los años noventa se vio obligada a recurrir al Fondo Monetario Internacional. La respuesta de China a la crisis financiera que importó de Occidente fue de proporciones históricas mundiales y aceleró drásticamente el cambio en el equilibrio mundial de la actividad económica hacia
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