Contrariamente a algunos temores, no existía una inflación galopante. Pero, con los precios aumentando hacia incrementos anuales del 14 % en 1979, Volcker y la Fed decidieron que era hora de pisar el freno. Fue en ese momento cuando nació el poder de la Fed moderna. El tipo de interés era su arma. Como lo expresó el locuaz canciller alemán Helmut Schmidt, Volcker elevó los tipos de interés reales (los tipos de interés ajustados a la inflación) hasta niveles nunca vistos «desde el nacimiento de Cristo».7 No exageraba. En junio de 1981, la tasa de interés de referencia rozó el 21%.